LA VIDA DEL POLO GASTRÓNOMICO HECHO POR VECINOS DE BELGRANO
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LA VIDA DEL POLO GASTRÓNOMICO HECHO POR VECINOS DE BELGRANO

El Pasaje Echeverría podría describirse como una callecita que quedó detrás de la estación Belgrano C y que forma parte del Bajo Viaducto del tren Mitre, a las puertas del Barrio Chino. También puede ser considerado un espacio que estuvo al borde del abandono y que, mediante obras y proyectos urbanísticos se transformó en un ejemplo del cosmopolitismo porteño y la inherente convivencia de múltiples culturas. “Un lugar que volvió a encenderse”, como cuenta una de las comerciantes del espacio, Elisa Hsueh.

Hsueh tiene 29 años, es dueña y socia de locales que se ubican en el nuevo polo gastronómico. Su familia es de origen taiwanés y, a los 52 días de haber nacido, llegó a la ciudad de Buenos Aires junto con sus padres. Belgrano y, en especial, el Barrio Chino, implican para ella huellas importantes en su historia. “Tengo el placer de poder estar acá, que es el lugar en el que yo crecí. Recuerdo que en la secundaria, con la credencial de autorización de los padres, podíamos salir con algunos amigos en el almuerzo a comer por el barrio, en vez de comer en el buffet del colegio. Para mí es como haber egresado y pasar de ser consumidor a ser comerciante en mi propio vecindario”.

Identidad y tradición se combinan con propuestas novedosas en un espacio en el que conviven restaurantes de comida japonesa, locales de pizza, cervecerías artesanales, vinerías y cafés de estilo italiano, entre otros atractivos gastronómicos. “Bar Helado” es una de esas innovaciones comerciales. Max Hlousek, de 54 años, además de ser uno de sus creadores es vecino del barrio y cuenta cómo vivió la transformación del sitio: “Este espacio, si comparamos lo que es hoy a lo que era hace un año, ha cambiado radicalmente. Es algo que notamos todos los que habitamos la zona”.

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