REABRIÓ EL ROSEDAL EN PALERMO
El Gobierno de la Ciudad completó la obra de recuperación y puesta en valor de este emblema patrimonial del Rosedal de Palermo, construido hace 96 años con materiales que llegaron en barco desde España.
Es la primera restauración importante que se hace desde 2008 y que le devuelve el brillo a uno de los espacios más visitados del parque, rodeado de 8 mil rosas de 93 especies diferentes que componen el Rosedal. Son casi 4 hectáreas coronadas por el famoso puente blanco que cruza el lago; atrae todos los días a turistas y vecinos que recorren sus senderos, caminando entre rosales de distintos colores en este momento en plena floración.
Muy cerca, también avanza la restauración y ampliación del taller de Monumentos y Obras de Arte (MOA), donde se cuidan y recuperan las esculturas porteñas. Se lo conoce como el “hospital de las estatuas” y muy pronto estará abierto al público.
“Buenos Aires es un museo a cielo abierto y el Patio Andaluz es una parte histórica de nuestro patrimonio. Cada fuente, banco o cúpula nos recuerda quiénes fuimos y quiénes queremos ser. Invertir en nuestra cultura significa proyectar el futuro de la Ciudad, que es la más linda del mundo”, sostuvo el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, en el Patio Andaluz.
Lo acompañaron el ministro de Espacio Público e Higiene Urbana, Ignacio Baistrocchi, y el embajador de España en la Argentina, Joaquín María Arístegui Laborde. La obra de restauración demandó ocho meses de trabajo y una inversión de $643 millones.
Construido en 1929, el Patio Andaluz es un jardín histórico que conserva azulejos sevillanos con representaciones de episodios de “Don Quijote de la Mancha”, la obra cumbre de Miguel de Cervantes, y escenas de la vida española clásica. En la fuente principal, ubicada en el centro del patio, se puede leer la dedicatoria que acompañó, a comienzos del siglo pasado, el obsequio de Sevilla: “A la caballerosa y opulenta Ciudad de Buenos Aires en testimonio de comunicación espiritual”.
Jorge Macri agregó: “Nosotros tenemos un compromiso grande con recuperar y cuidar nuestro patrimonio, como la Casa de la Cultura, que reabrimos hace poco. Poner en valor estos lugares para que los disfrutemos, aprendamos y nos emocionemos es lo que queremos cuidar, porque podemos no ser dueños de un departamento, no tener auto, pero hay algo de lo que todos somos dueños y es de este patrimonio público único que debemos proteger”.
En enero, la Ciudad inició la intervención sobre el Patio Andaluz con un criterio de restauración conservativa integral: se llevaron adelante tareas de limpieza y consolidación de superficies, y la recuperación de piezas decorativas como mayólicas, olambrillas, teselas y azulejos. Con la premisa de respetar el diseño, el patrón y la materialidad de los elementos originales, el proceso de restauración se apoyó en documentación gráfica y fotográfica, evitando intervenciones subjetivas.
“Tenemos más de 2 mil piezas de arte en el espacio público, y más allá de su origen son las que le dan identidad y carácter histórico a la Ciudad. No solo reparamos los daños físicos, sino que trabajamos con precisión y rigor para garantizar que cada pieza conserve su autenticidad histórica. Preservar el patrimonio tiene que ser un esfuerzo colectivo”, afirmó el ministro de Espacio Público e Higiene Urbana, Ignacio Baistrocchi.
Los trabajos incluyeron a la fuente central con su histórica dedicatoria, una fuente secundaria, ocho escaleras, la recuperación de los pisos que estaban hundidos y roturas, además de barandas, columnas de hierro y la pérgola, ocho bancos interiores, cuatro exteriores, y 12 bancos ubicados en los caminos y frente al lago.
El 13 de octubre se cumplieron 96 años de la inauguración del Patio Andaluz. Sin embargo, su origen se remonta a 1923, hace más de un siglo, cuando el entonces intendente Carlos Noel convocó al arquitecto y paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier, de destacada actuación previa en Sevilla, para asesorar a la municipalidad porteña sobre cómo mejorar sus espacios verdes. Entre las propuestas de Forestier figuraba la creación de un “jardín español” para el acceso al Rosedal.
De acuerdo con las crónicas de la época, en marzo de 1926 arribó al puerto de Buenos Aires el buque Mont Genèvre cargado con el primer envío de materiales destinados a la construcción del patio: eran 40 bultos con un peso total de 2.149 kilos que contenían columnas y herrajes de la futura glorieta, mientras que azulejos y mosaicos llegarían más tarde.
Los trabajos en el Parque 3 de Febrero estuvieron dirigidos por Carlos León Thays, hijo del paisajista y urbanista francés que se convirtió en una figura clave en el diseño de los espacios verdes de la Ciudad. Como titular de la Dirección General de Paseos, tuvo la tarea de amalgamar el proyecto original de Forestier con la glorieta donada por el Ayuntamiento de Sevilla.
