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PROYECTO PARA RECHAZAR LA SALIDA DE ARGENTINA DE LA OMS
El proyecto fue presentado por la presidenta de la Comisión de Justicia de la Legislatura porteña, María Inés Parry, y lleva las firmas de los legisladores de UCR Evolución y de Confianza Pública.
En los fundamentos, la legisladora señala que La Organización Mundial de la Salud (OMS) es un organismo fundado en 1948
especializado de las Naciones Unidas (ONU) que desempeña un rol fundamental en la
promoción de la salud global, la lucha contra pandemias y la asistencia técnica a los países
en el desarrollo de políticas sanitarias eficaces. Con 193 estados miembros, der parte de la
OMS ha permitido a nuestro país beneficiarse de programas de cooperación internacional y
el apoyo en situaciones de emergencia sanitaria.
El retiro de la República Argentina de esta organización representaría un retroceso
significativo en los esfuerzos por garantizar el derecho a la salud de la población, además
de afectar la posibilidad de acceder a mecanismos de respuesta rápida ante crisis sanitarias.
Asimismo, podría limitar la participación de nuestro país en iniciativas de investigación,
financiamiento de programas de salud y coordinación en el control de enfermedades
transmisibles.
La salud es un derecho humano fundamental, reconocido no sólo por nuestra Constitución
Nacional, sino también por tratados internacionales de derechos humanos con jerarquía
constitucional.
Entre ellos, el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece:
“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, a sí misma y a su
familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la
asistencia médica y los servicios sociales necesarios”. Por su parte, el artículo 12 del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales dispone que:
“1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute
del más alto nivel posible de salud física y mental.
- Entre las medidas que deberán adoptar los Estados Partes en el Pacto a fin de asegurar la
plena efectividad de este derecho, figurarán las necesarias para:
a) La reducción de la mortinatalidad y de la mortalidad infantil, y el sano desarrollo de los
niños;
b) El mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene del trabajo y del medio ambiente;
c) La prevención y el tratamiento de las enfermedades epidémicas, endémicas,
profesionales y de otra índole, y la lucha contra ellas;
d) La creación de condiciones que aseguren a todos asistencia médica y servicios médicos
en caso de enfermedad.”
Nuestra Carta Magna protege explícitamente el derecho mencionado en el artículo 42 que
establece: “Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación
de consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a una
información adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a condiciones de trato equitativo
y digno.”
Este artículo refuerza la protección integral de la persona humana, ya que la garantía de la
salud se deriva del derecho a la vida y a la integridad física, principios reconocidos tanto en
el derecho interno como en el derecho internacional. En consecuencia, el Estado Argentino
tiene la obligación de garantizar el acceso a la salud.
La decisión deliberada e inconsulta nos aísla del mundo y pone en riesgo la salud de los
argentinos. Fuera de este foro, nuestro país enfrentaría con menos herramientas
enfermedades crónicas y emergentes. Perdería el acceso a las mejores prácticas,
innovaciones en salud y, lo más importante, la capacidad de reaccionar rápidamente ante
nuevas amenazas.
El retiro de Argentina de la Organización Mundial de la Salud se presenta como un
problema gravísimo para el presente y el futuro del país, que podría desencadenar brutales
consecuencias. El compromiso de nuestro país con la OMS no es sólo un acto de
cooperación. Vivimos en un mundo interdependiente, donde un brote de enfermedad en una
región puede afectar a todo el planeta.
La pandemia de COVID volvió a mostrar que las enfermedades no tienen fronteras y que
hacen falta esfuerzos coordinados. La misión de la OMS es salvaguardar la salud global, y
en este sentido, jugó un papel clave en la prevención y tratamiento de enfermedades como
el ébola, el sarampión, la malaria, el VIH, la diabetes, las cardiopatías y el cáncer, entre
muchas otras.
El respaldo técnico, los recursos y el intercambio de conocimientos que ofrece la
organización son fundamentales para los programas nacionales de salud. La salud pública
mundial es un esfuerzo colectivo, donde cada nación desempeña un papel importante.
La OMS desarrolla diferentes programas de cooperación técnica en las provincias de
nuestro país que no pueden abandonarse de un día para otro sin ningún tipo de análisis,
reflexión ni consistencia técnica.
Nuestro país debe fortalecer, y no debilitar y deslegitimar, los foros globales de cooperación
y ayuda mutua. Su construcción y desarrollo formaron parte de las mejores prácticas de
todas las naciones para superar momentos traumáticos y contribuir a la paz y la
prosperidad.
En lugar de aislarse, Argentina debe fortalecer su compromiso con la OMS. Eso es proteger
a los argentinos. Además de que le permita al país ser protagonista de las iniciativas que
buscan mejorar la salud y salvar vidas en todas las partes del mundo.
La decisión del presidente de retirar a la Argentina de la Organización Mundial de la Salud
es un error gravísimo, que costará caro y no traerá ningún beneficio. La OMS coopera con
el Estado nacional y las provincias en atención primaria, salud mental, y el combate y
tratamiento de enfermedades como el Mal de Chagas, la Tuberculosis, la Fiebre
Hemorrágica y el VIH.
Sacar al país de la OMS (un organismo de 77 años que se dedica a temas de salud vitales
para nuestra población) no va a significar ningún ahorro. Va a aumentar los costos
sanitarios y va a generar un daño social altísimo. Tal vez el Presidente Milei no lo sabe,
pero salir de la OMS significa renunciar a redes de cooperación científica, intercambio de
información epidemiológica y programas de vacunación. Sin estos lazos, podemos
enfrentar dificultades para acceder a tratamientos innovadores y gestionar crisis.
Esta decisión del presidente se enmarca en un contexto de abandono de las políticas
públicas de salud que sufren los sectores más pobres de nuestra sociedad. Se están
desmantelando hospitales, y áreas de referencia, y sus recursos humanos correspondientes,
se recorta el acceso a medicamentos a jubilados y se avanza en un modelo de
mercantilización de la salud. Decisiones tan delicadas no pueden depender del dogmatismo
ideológico del presidente.