EL NUEVO PLAN DEL GCBA CONTRA EL COVID-19 EN BARRIOS VULNERABLES
El Gobierno de la Ciudad implementa una estrategia basada en cuatro ejes, que incluye también la difusión digital a todos sus habitantes. El testimonio de colaboradores y funcionarios que trabajan en los lugares.
La estrategia del Gobierno de la Ciudad para atacar al COVID-19 en barrios vulnerables, está basada en cuatro ejes:
– Campaña de difusión y concientización sobre las formas de contagio,
– Refuerzo en la seguridad alimentaria que incluye comedores, merenderos y centros de primera infancia y alcanza a 258.174 personas
– Acciones de higiene y salud urbana que incluyen desinfecciones vivienda por vivienda.
– Medidas para el cuidado para adultos mayores con promotores sociales y voluntarios para que su aislamiento sea a la vez lo más estricto y llevadero posible.
La gente en el barrio lo conoce de situaciones más alegres, como director de los 400 músicos y bailarines que integra la murga “Los caprichosos de Mataderos”; pero hoy Marcelo “Chino” Morales dejó los ensayos y el desfile de trajes brillosos para otro momento: su responsabilidad es liderar un grupo de cooperativas que se encargan de la desinfección de viviendas y calles en barrios populares de Buenos Aires, en donde a la fecha se detectaron 94 casos de coronavirus, la pandemia que puso en alerta al mundo.
“Esto es de lunes a lunes, todo el día. Luego de una reunión por la mañana con la coordinación operativa en la que se define adónde ir, subimos a la camioneta que con un tanque de mil litros de agua con cloro y una hidrolavadora para recorrer las calles, pasillos y espacios abiertos en villas y asentamientos”, explica Morales y agrega: “También desmalezamos y cortamos el pasto para contribuir, además del coronavirus, con la lucha al dengue. ¿Cómo nos trata la gente de los barrios? Muy contenta y agradecida, nos acercan comida y agua, e incluso se ofrecen para colaborar con la desinfección”.
Estas tareas de higiene urbana como las que realiza Morales son tan solo uno de los cuatro ejes que componen la estrategia del gobierno de la ciudad de Buenos Aires para combatir la circulación del virus COVID-19 en los 29 barrios populares porteños, repartidos entre villas, asentamientos y núcleos habitacionales transitorios, espacios en los que viven aproximadamente 235 mil personas en más de 52 mil hogares, lo que representa un 7,7% de la población porteña.
“En este contexto, hemos puesto a disposición todos los recursos físicos y materiales del gobierno de la Ciudad: multiplicamos la asistencia alimentaria en comedores y centros comunitarios; aumentamos la asistencia en salud, higiene, prevención, limpieza y desinfección; realizamos una fuerte campaña de concientización territorial calle por calle con altoparlantes y también vía llamados, redes sociales, Whastapp en todos los barrios; e implementamos un plan especial de cuidado para los adultos mayores que viven en situaciones de vulnerabilidad, sin lugar a dudas, los más expuestos frente al coronavirus facilitando con promotores sociales y voluntarios que su aislamiento sea a la vez lo más estricto y llevadero posible”, explicó la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat María Migliore, y agregó: “Y todo esto hecho en articulación integral con los vecinos, las vecinas, con los referentes, las organizaciones sociales y con todos los actores que forman parte de la vida diaria de los barrios”.
Higiene urbana y comunicación
“Nuestro trabajo es tan importante como el de médicos y enfermeros. Por eso tomamos todas las medidas necesarias para protegernos, como el uso de barbijos o alcohol en gel”, explicó Morales quien lidera uno de los equipos territoriales que visitan vivienda por vivienda para la desinfección de los frentes, calles y pasillos en barrios vulnerables. Estas actividades de higiene se refuerzan a través de las tareas de barrido y recolección de residuos, como en el barrio 31, en donde además sumaron motos que retiran la basura a domicilio.
En paralelo, dado que una de las principales formas de prevención es estar informado acerca de las posibilidades de contagio y las consecuencias de violar la cuarentena y el aislamiento social, el gobierno comenzó en marzo una campaña de comunicación en barrios populares.
La estrategia de difusión combina una variada gama de opciones: desde estrategias territoriales calle por calle con altoparlantes y megáfonos, afiches y pasacalles, hasta el uso de herramientas digitales como redes sociales, el envío de mensajes por SMS geolocalizados, y mensajes de whatsapp a vecinos y grupos de cooperativas.
Estas estrategias de difusión de las medidas de prevención se potencian con el apoyo de organizaciones sociales, comedores barriales, jardines, centros de primera infancia y establecimientos religiosos como parroquias, capillas e iglesias evangélicas, quienes tienen una gran permeabilidad entre los vecinos y las vecinas del barrio.
Asistencia alimentaria durante la pandemia
Previo a la pandemia el gobierno porteño acompañaba de distintas formas a cerca de 200.000 vecinos y vecinas para garantizar su seguridad alimentaria, tanto en comedores comunitarios y Centros de Primera Infancia, como a través de la tarjeta Ciudadanía Porteña. La gran mayoría de las personas se encuentran viviendo en villas, asentamientos y barrios populares; en tan solo dos meses y en medio del aislamiento obligatorio dictado por la cuarentena esa cifra llega a 258.174 personas.
“Desde antes de la pandemia hasta hoy, se aumentó en un 34% las personas a las que se les está brindando seguridad alimentaria. El gobierno porteño asiste de manera regular a 471 comedores comunitarios, de los cuales 316 están ubicados en nuestros barrios populares; además cuenta con 75 Centros de Primera Infancia y 16 Jardines donde durante la pandemia se entregan alimentos a quienes lo necesitan”, explicaron desde el ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat y detallaron que el 81% de los dispositivos de provisión de alimentos se encuentran distribuidos entre las comunas 1, 4, 7 y 8.
Y es que los comedores comunitarios vienen ocupando un lugar fundamental durante la pandemia, ya que, tras la declaración de la cuarentena y la suspensión de clases, estos espacios comenzaron a asistir a más familias que se ven imposibilitadas de salir a trabajar y que dependen de ello para el sustento diario.
“Entregamos viandas todos los días de lunes a viernes. Desde las cinco de la mañana se abren las puertas. La gente está desde muy temprano para recibirla. Hoy dimos tallarines con bolognesa”, contó Roxana Salinas, quien trabaja en el comedor y Centro de Primera Infancia “Ositos cariñosos”, del barrio Inta, en Villa Lugano.
“Para fines de marzo, incrementamos un 15%, en promedio, la cantidad de alimentos en toda la Ciudad, llegando a 97.000 personas. En la primera semana de abril, pasamos a alimentar a 105 mil personas”, explicaron desde el ministerio y agregaron: “El aumento total proyectado hasta fines de abril es del orden del 30% promedio para el total de los comedores, en un contexto de extrema dificultad para los sectores más pobres”. Al aumento de la cantidad de alimentos en los comedores comunitarios, se sumó una estrategia de entrega de bolsones de alimentos en los 5 barrios más poblados, donde se sumaron 20.595 personas.
Pero a la necesidad alimentaria de la población hubo que sumarle una logística que contemplara el cumplimiento del distanciamiento social a la hora de recibir las provisiones, a fin de evitar aglomeraciones que produjeran mayores contagios. “La gente colabora. Al principio les costó, pero hacemos dos filas, una para mayores de 60 y otras de embarazadas, después viene el resto”, contó Roxana Salinas, quien explicó que tanto ella como sus compañeras trabajan con barbijos y alcohol en gel todo el tiempo.
“A fin de evitar el contacto entre personas, los vecinos no utilizan los espacios comunes para comer, sino que retiran la comida y la llevan a sus casas”, explicaron desde el ministerio y agregaron: “Para evitar la aglomeración, se extendió el horario de atención y se promovió la entrega de la comida mediante turnos o incluso en algunos barrios con retiro de tuppers por los hogares y entrega a domicilio”.
De esta manera, en los Centros de Primera Infancia, a los que solían asistir niños de 45 días a 3 años de edad, se garantizó la seguridad alimentaria con la entrega de bolsones de alimentos todas las semanas. “Antes los chicos recibían desayuno, almuerzo y merienda. Para que eso no se corte, ahora se les da una bolsa por semana destinada al grupo familiar con alimentos secos, galletitas, cereales fruta y verdura”, explicó Roxana Salinas y agregó “Además, se les entregan folletos con información sobre el coronavirus y el dengue. Estamos movilizados constantemente toda semana”.
Desde el gobierno porteño explicaron que al inicio de la pandemia se entregaban alimentos a 11.402 niños, en tanto que ahora con los bolsones para el núcleo familiar se pasará a alimentar a 34.206 personas.
El cuidado a los adultos mayores
Los adultos mayores son una de las franjas demográficas consideradas “de riesgo” ante la circulación del virus COVID-19. Es por eso que el gobierno porteño impulsó en barrios vulnerables, como en otras zonas de la ciudad, una serie de medidas para garantizar el cuidado de la salud en este sector de la población.
Cuando por las condiciones de vivienda no permiten hacer el correcto distanciamiento en el propio domicilio, el gobierno porteño ofrece a los adultos mayores alojamiento en establecimientos como Iglesias, centros comunitarios, clubes de barrio y hoteles, para que puedan hacer la cuarentena, en donde tendrán la asistencia, alimento y atención médica en el caso de que lo requieran. También se les propone ir a Hoteles de la ciudad.
En esta línea se equiparon y establecieron 28 centros de resguardo para adultos mayores en distintos barrios,donde se dispusieron 339 camas, 189 para personas mayores y 150 para personas en situación de calle. “Esta iniciativa ya cuenta con los primeros alojados en el Barrio 15 (Ciudad Oculta) en la Parroquia Caacupé y se espera que en los próximos días se concreten más ‘mudanzas’ con el objetivo de que los mayores estén resguardados del virus”, afirmaron en Desarrollo Humano. Además, para esta población, se les ofrece como alternativa trasladarse a hoteles.
En tanto, aquellos mayores que viven solos en situación de vulnerabilidad cuentan con la ayuda de promotores de salud durante el aislamiento para que los asista en las compras, los acompañe afectivamente y fomente las medidas de cuidado e higiene del domicilio. “Esta asistencia también la puede ofrecer un familiar o un vecino siguiendo las mismas indicaciones. La idea es fomentar los lazos existentes en los barrios y en caso contrario acudir a un promotor barrial”, aclararon en el gobierno porteño.
Además, el gobierno porteño llevó la campaña de vacunación para los mayores de 65 en los barrios populares. “Venimos trabajando con el Ministerio de Salud, iglesias, referentes barriales y organizaciones para garantizar un proceso que cuide la salud de los más grandes”, explicaron desde el gobierno porteño y agregaron que todos los mayores tienen asegurada su vacuna contra la gripe. “En el Barrio 31, más de 400 adultos mayores ya fueron vacunados en los centros de salud y puestos de atención del barrio y continuamos trabajando con las poblaciones de riesgo”, explicaron.
Asistencia alimentaria durante la pandemia
Previo a la pandemia el gobierno porteño acompañaba de distintas formas a cerca de 200.000 vecinos y vecinas para garantizar su seguridad alimentaria, tanto en comedores comunitarios y Centros de Primera Infancia, como a través de la tarjeta Ciudadanía Porteña. La gran mayoría de las personas se encuentran viviendo en villas, asentamientos y barrios populares; en tan solo dos meses y en medio del aislamiento obligatorio dictado por la cuarentena esa cifra llega a 258.174 personas.
“Desde antes de la pandemia hasta hoy, se aumentó en un 34% las personas a las que se les está brindando seguridad alimentaria. El gobierno porteño asiste de manera regular a 471 comedores comunitarios, de los cuales 316 están ubicados en nuestros barrios populares; además cuenta con 75 Centros de Primera Infancia y 16 Jardines donde durante la pandemia se entregan alimentos a quienes lo necesitan”, explicaron desde el ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat y detallaron que el 81% de los dispositivos de provisión de alimentos se encuentran distribuidos entre las comunas 1, 4, 7 y 8.
Y es que los comedores comunitarios vienen ocupando un lugar fundamental durante la pandemia, ya que, tras la declaración de la cuarentena y la suspensión de clases, estos espacios comenzaron a asistir a más familias que se ven imposibilitadas de salir a trabajar y que dependen de ello para el sustento diario.
“Entregamos viandas todos los días de lunes a viernes. Desde las cinco de la mañana se abren las puertas. La gente está desde muy temprano para recibirla. Hoy dimos tallarines con bolognesa”, contó Roxana Salinas, quien trabaja en el comedor y Centro de Primera Infancia “Ositos cariñosos”, del barrio Inta, en Villa Lugano.
“Para fines de marzo, incrementamos un 15%, en promedio, la cantidad de alimentos en toda la Ciudad, llegando a 97.000 personas. En la primera semana de abril, pasamos a alimentar a 105 mil personas”, explicaron desde el ministerio y agregaron: “El aumento total proyectado hasta fines de abril es del orden del 30% promedio para el total de los comedores, en un contexto de extrema dificultad para los sectores más pobres”. Al aumento de la cantidad de alimentos en los comedores comunitarios, se sumó una estrategia de entrega de bolsones de alimentos en los 5 barrios más poblados, donde se sumaron 20.595 personas.
Pero a la necesidad alimentaria de la población hubo que sumarle una logística que contemplara el cumplimiento del distanciamiento social a la hora de recibir las provisiones, a fin de evitar aglomeraciones que produjeran mayores contagios. “La gente colabora. Al principio les costó, pero hacemos dos filas, una para mayores de 60 y otras de embarazadas, después viene el resto”, contó Roxana Salinas, quien explicó que tanto ella como sus compañeras trabajan con barbijos y alcohol en gel todo el tiempo.
“A fin de evitar el contacto entre personas, los vecinos no utilizan los espacios comunes para comer, sino que retiran la comida y la llevan a sus casas”, explicaron desde el ministerio y agregaron: “Para evitar la aglomeración, se extendió el horario de atención y se promovió la entrega de la comida mediante turnos o incluso en algunos barrios con retiro de tuppers por los hogares y entrega a domicilio”.
De esta manera, en los Centros de Primera Infancia, a los que solían asistir niños de 45 días a 3 años de edad, se garantizó la seguridad alimentaria con la entrega de bolsones de alimentos todas las semanas. “Antes los chicos recibían desayuno, almuerzo y merienda. Para que eso no se corte, ahora se les da una bolsa por semana destinada al grupo familiar con alimentos secos, galletitas, cereales fruta y verdura”, explicó Roxana Salinas y agregó “Además, se les entregan folletos con información sobre el coronavirus y el dengue. Estamos movilizados constantemente toda semana”.
Desde el gobierno porteño explicaron que al inicio de la pandemia se entregaban alimentos a 11.402 niños, en tanto que ahora con los bolsones para el núcleo familiar se pasará a alimentar a 34.206 personas.
El cuidado a los adultos mayores
Los adultos mayores son una de las franjas demográficas consideradas “de riesgo” ante la circulación del virus COVID-19. Es por eso que el gobierno porteño impulsó en barrios vulnerables, como en otras zonas de la ciudad, una serie de medidas para garantizar el cuidado de la salud en este sector de la población.
Cuando por las condiciones de vivienda no permiten hacer el correcto distanciamiento en el propio domicilio, el gobierno porteño ofrece a los adultos mayores alojamiento en establecimientos como Iglesias, centros comunitarios, clubes de barrio y hoteles, para que puedan hacer la cuarentena, en donde tendrán la asistencia, alimento y atención médica en el caso de que lo requieran. También se les propone ir a Hoteles de la ciudad.
En esta línea se equiparon y establecieron 28 centros de resguardo para adultos mayores en distintos barrios,donde se dispusieron 339 camas, 189 para personas mayores y 150 para personas en situación de calle. “Esta iniciativa ya cuenta con los primeros alojados en el Barrio 15 (Ciudad Oculta) en la Parroquia Caacupé y se espera que en los próximos días se concreten más ‘mudanzas’ con el objetivo de que los mayores estén resguardados del virus”, afirmaron en Desarrollo Humano. Además, para esta población, se les ofrece como alternativa trasladarse a hoteles.
En tanto, aquellos mayores que viven solos en situación de vulnerabilidad cuentan con la ayuda de promotores de salud durante el aislamiento para que los asista en las compras, los acompañe afectivamente y fomente las medidas de cuidado e higiene del domicilio. “Esta asistencia también la puede ofrecer un familiar o un vecino siguiendo las mismas indicaciones. La idea es fomentar los lazos existentes en los barrios y en caso contrario acudir a un promotor barrial”, aclararon en el gobierno porteño.
Además, el gobierno porteño llevó la campaña de vacunación para los mayores de 65 en los barrios populares. “Venimos trabajando con el Ministerio de Salud, iglesias, referentes barriales y organizaciones para garantizar un proceso que cuide la salud de los más grandes”, explicaron desde el gobierno porteño y agregaron que todos los mayores tienen asegurada su vacuna contra la gripe. “En el Barrio 31, más de 400 adultos mayores ya fueron vacunados en los centros de salud y puestos de atención del barrio y continuamos trabajando con las poblaciones de riesgo”, explicaron.